domingo, 11 de diciembre de 2022

Sobre las formas de encarar la lucha contra el Viejismo

Sobre las formas de encarar la lucha contra el Viejismo

 

Diciembre 11 del año 2022

 

Posicionamiento ético-político de ADISAC

con perspectiva de envejecimiento

 

El edadismo, portador de estereotipos, prejuicios y discriminaciones, se suele nombrar como Viejismo cuando el grupo perjudicado lo conforman las personas mayores.

En este video el Dr. Alberto Cormillot, médico argentino especializado en nutrición y obesidad, quien también se desempeña como educador para la salud, escritor, conferencista y comunicador social, en un tono coloquial y ameno, nos advierte sobre algunas de las dificultades que se producen, que sufren los integrantes del colectivo poblacional de las personas mayores, a consecuencia de dicha construcción sociocultural, a través de distintos dispositivos.

El profesional aludido propone una suerte de guía práctica, consistente en la realización de una serie de preguntas que debieran ser formuladas, por las propias personas mayores, a fin de revisar algunas de sus acciones particulares, y de ese modo, empezar a superar, s hábitos edadistas en el desenvolvimiento de su vida diaria.

Refiere que son los mismos afectados quienes compran dichos mensajes y hábitos al no preguntarse sobre todo el largo recorrido que les queda por transitar en sus vidas, sus imposibilidades para asumir desafíos y aprender cosas nuevas, su negativismo a consecuencia de la creencia en el no puedo y sobre  la propia autopercepción de la edad más allá de los años del DNI.

La totalidad de dichas preguntas competen al área de las propias decisiones con el común denominador que todas son de carácter personal.

Es decir, las mismas cabalgan sobre un hilo argumental que enarbola una expectativa de superación del viejismo a través de acciones y/o recomendaciones dentro del campo, acotado, de los propios individuos .

Nos toca reconocer que, desgraciadamente, tras la pandemia por SARS-CoV-2,  se ha venido registrando, en el seno de muchas prácticas institucionales públicas y privadas, la presencia de múltiples  microedadismos con expresiones solapadas o manifiestas.

El problema se entremezcla con otras formas de prejuicios y desventajas, como las relacionadas con el género, la raza, la discapacidad y la clase social, dando lugar a discriminaciones múltiples, que no operan por separado y requieren de acciones sinérgicas, para su enfrentamiento.

Los criterios, sobre la superación de los prejuicios y las discriminaciones  viejistas, fundamentados en la exclusividad de  las acciones individuales resultan prevalentes en las épocas que corren  y se repiten en muchas exposiciones por parte de especialistas en temas del envejecimiento, así como en iniciativas e intervenciones desplegadas por distintas instituciones del campo público o privado, con desempeño en esta  materia.

Desde esa cosmovisión, la salud en términos de su construcción durante del curso de la vida, queda subsumida al logro o,  en su defecto, a un fracaso personal, lo que implícitamente convalida a una concepción meritocrática con respecto a quienes pueden alcanzar cierto grado de conciencia sobre los múltiples edadismos vigentes.

Damos por sentado que el componente subjetivo, tiene una gran importancia en el desenlace del proceso salud-enfermedad-atención-cuidados, pero también, resulta insuficiente para abordar la complejidad de los temas que venimos analizando.

La cultura edadista, si bien es introyectada por cada persona, emerge de la existencia de una sociedad fundada en la desigualdad social.

A quienes nos reconocemos cultores de una Gerontología Crítica, no nos satisface esa mera descripción y nos vemos en la obligación de sumar otras categorías analíticas, para entender las razones y lógicas de sentido en las cuales se fundamentan dichas construcciones.

A nivel colectivo detectamos ciertos rechazos ante la emergencia de cualquier pensamiento que considere los estructural de nuestro sistema de vida, el que está regulado por cuestiones y relaciones de poder que superan la esfera de nuestras buenas intenciones personales.

Desde esa especie de individualismo trascendental que también compramos, se justifica que los problemas nacen y están en los individuos quienes son los únicos responsables de sus vidas y también de sus futuros.

En ese marco las acciones colectivas (por ejemplo, las de la Seguridad Social) son descalificadas por inocuas y sin posibilidades de prosperar en la solución de las dificultades, que no son consideradas como responsabilidades compartidas. 

Se suele sostener que quien quiere puede y que quien no lo hace, es por definición vago o vaga, aprovechador o aprovechadora, cayendo dentro de esas categorías, más tarde o más temprano, las personas mayores que, a nivel de las mediciones y patrones de ese tester individualista, se erigen como una carga social para las otras edades, ante el defecto de no haber tomado las previsiones individuales en tiempos previos.

Bajo esos imperativos individualistas y en medio de una crisis económico muy seria, se pulveriza todo lazo social así como de toda visión de complejidad de las relaciones sociales.    

Hacen falta otros diagnósticos sobre todo compartidos con quienes sufren las consecuencias del Edadismo, desterrando todos los tutelajes instalados para con este grupo etario. Así como intervenciones con otros criterios, a nuestro entender, con Perspectiva de Envejecimiento y en Clave Geroactivista.

Los determinantes sociales de la salud deben ser contemplados desde el inicio en las planificaciones y estrategias para abordar el edadismo.

En ese marco las historias de vida, las múltiples contingencias atravesadas por las personas mayores, sus condiciones socioeconómicas y la misma provisión de servicios y prestaciones generaron desigualdades en su atravesamiento por las distintas etapas de sus vidas. Temas a considerar en toda crítica instituyente contra el edadismo/viejismo.

Por otra parte, la visión que inspira la Década del Envejecimiento Saludable de la OMS incluye, de forma deliberada, la adopción de alianzas de colaboración a nivel multisectorial y multipartito en varios ámbitos (formas de pensar, desarrollo de capacidades para los distintos grupos sociales , atención primaria de la salud  efectiva y de integración sociosanitaria junto con cambios importantes en los servicios de atención de largo plazo), con referencias  políticas insoslayables  para hacer realidad, el compromiso de lograr un cambio transformador que abarque la lucha contra el edadismo en todos sus matices.

Nos urge delinear una agenda de acciones que articulen, según un criterio situacional, pero también estratégico, todos estos aportes.

En su defecto, con el uso de diagnósticos con sesgos fragmentarios y elementalistas solo lograremos intervenciones con enormes limitaciones.

No podemos renunciar a sentar posición contra toda forma de exclusión sufrida por los y las mayores, provenga de donde provenga, con el riesgo no evitable, de pisar algún callo

Todos nuestros posicionamientos, frente a distintas formas naturalizadas del edadismo (incluyendo el presente texto), asientan sobre una Perspectiva de Envejecimiento erigiéndose en una suerte de intervenciones o instalaciones en el seno de una cultura que pretende ocultar, su propio rechazo a los y las personas mayores…

 


 

ADISAC

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