miércoles, 25 de enero de 2023

Sobre actividades y programas preventivos

 

    SOBRE ACTIVIDADES Y PROGRAMAS PREVENTIVOS PARA PERSONAS MAYORES OFERTADOS DESDE PAMI

 

“Nada está perdido si se tiene por fin el valor

de proclamar que todo está perdido

y que hay que empezar de nuevo”

Julio Cortázar

 

Posicionamiento ético-político de ADISAC

con perspectiva de envejecimiento

 

Nuestro posicionamiento crítico frente a toda forma de edadismo y microedadismo (sin importar su procedencia) es una forma que aspira a instalar un debate para entender cómo se avalan culturalmente, desde pequeñas tiranías y terrorismos íntimos hasta formas “sutiles” de violencia. Son estratagemas de dominación naturalizadas que, en su gran mayoría, configuran comportamientos insidiosos, reiterados, imperceptibles e invisibilizados hacia las personas mayores que las padecen, además de las consabidas injusticias mayúsculas, vividas en la cotidianeidad por este colectivo. Probablemente transitar esta práctica facilita comprender las diferencias etarias desde otro lugar para facilitar nuevos estilos de ciudadanía por parte de las personas mayores.

En esta oportunidad, y en coincidencia con la etapa estival en la República Argentina, nos abocamos a revisar las propuestas institucionales del INSSJP sobre Actividades y programas preventivos obrantes en su página oficial.

Creímos oportuno analizar dicha oferta dirigida a las personas beneficiarias. de los mismos. En dicho sitio, en su inicio, encontramos la siguiente leyenda: “Sabemos que el envejecimiento activo y saludable mejora la calidad de vida y promueve la salud integral, es por eso que pusimos en marcha iniciativas que fortalecen el encuentro y el esparcimiento social. En PAMI tenemos una gran variedad de actividades y programas para incentivar la vida en comunidad y la prevención para el cuidado de la salud.” El inventario de propuestas es el siguiente:

       Centros de Jubilados

       Cursos Universitarios UPAMI

       Plazas PAMI

       Turismo

       Caminos culturales

       Programas de voluntariado

       Colonias recreativas

       Actividades de Autocuidado

 

 

La primera reflexión nos surgió en torno al concepto de prevención. Dicho término, refiere a las operatorias y/o medidas que se asumen, con una cierta anticipación, a fin de evitar un daño o aminorar un riesgo en varias situaciones, como son los desastres naturales, las enfermedades, los problemas de inseguridad y otros factores que encierren peligros para las personas y el medio ambiente, en múltiples dimensiones.

Desde la mirada gerontológica tradicional, estas prácticas suelen estar orientadas a la “vejez normal o saludable” favoreciendo el mantenimiento de sus condiciones bio-psico-sociales saludables con la finalidad de prevenir que las personas mayores contraigan ciertas enfermedades que conduzcan a la fragilidad y a la dependencia. En otras palabras, las actividades y programas preventivos propuestos no abarcan a todas las personas mayores, sino al grupo que acredita mejores condiciones en su salud integral.

Como en otros posicionamientos, hacemos el esfuerzo de ubicar dichas ofertas preventivas (realizadas dentro y fuera de PAMI), en consonancia con los derechos amparados por la Ley 27.360 así como dentro de las recomendaciones sanitarias internacionales en el campo del envejecimiento activo y saludable.

Durante el año 2022 hemos analizado con alguna atención varios de dichos servicios. dirigidos a personas mayores desde nuestro modesto espacio como Voces Geroactivistas del Sur.

 Tal fue el caso de situaciones paradojales en las actividades preventivas desarrolladas al aire libre en parques y plazas de barrios de la Ciudad de Buenos Aires, en lo que refiere al uso parcial de las instalaciones, su cobertura útil, e incluso el ejercicio de criterios sexistas en la diagramación de algunas de ellas.

En cuanto al Programa UPAMI, alertamos sobre la exclusión grosera de contenidos d referidos a la toma de conciencia sobre el edadismo, como señalan todas las recomendaciones en la materia.

También, pusimos bajo la lupa la centralidad otorgada, por parte de muchas dependencias gerontológicas, dentro y fuera del PAMI, a la difusión de manuales y/o prácticas aisladas de autocuidado cuando las mismas deben estar inscriptas en una estrategia sociosanitaria más amplia e integradora, dado que, su manejo fragmentario, puede avalar una concepción meritocrática de la salud, basada en una política de individuación de los cuidados y no en el derecho a la salud para todos los ciudadanos.

Por otra parte, advertimos que resulta muy difícil para la Institución PAMI, la presentación de propuestas integradoras y participativas en programas preventivos como los anunciados a través de su página oficial, toda vez que ostenta una estructura organizacional centralizada, jerárquica y vertical con una aguda superposición de funciones entre distintas áreas de la misma.

A ello se suma el problema inexcusable, de que esta Obra Social se encuentra intervenida, de un modo ininterrumpido, desde el año 2003 por el Poder Ejecutivo Nacional, el cual desde entonces designó sus Autoridades, estableció sus estructuras de funcionamiento, y los modelos prestacionales y de servicios brindados por dicho Organismo.

Queda claro que esta situación de intervención, calumnia el normal ejercicio de muchos de los derechos de las personas mayores.

Este hecho trae a colación ciertas incongruencias existentes, entre los criterios y las estrategias sostenidos por PAMI, para presentar sus actividades y programas preventivos.

El problema de una adecuada lectura de los temas de las personas mayores no se resuelve por la magnitud de los recursos disponibles ni asignables, tampoco por los sectores implicados, en forma segmentada. La pieza clave para su entendimiento, así como para la posterior atención de los mismos radica en los criterios puestos en juego.

En el variado escenario de las problemáticas de las personas mayores pueden ser incluidos,  con pleno derecho y a mano alzada, muchos aspectos no reconocidos en la oferta de actividades preventivas de PAMI, tales como: el edadismo vigente en una gran parte de los estratos de nuestra sociedad, la soledad no deseada, el aislamiento social de las personas mayores, las consecuencias de los haberes previsionales exiguos, los problemas familiares estallados en presencia de dificultades generadas con la atención de  personas mayores dependientes, la accesibilidad a las prestaciones y servicios de PAMI, la fragmentación de las ofertas, la falta de democratización de las estructuras de PAMI, así como muchas otras dificultades que deben ser reconocidas y agendadas para luego  planificar dispositivos de prevención.

Nuestra crítica aspira a la innovación y a una mejora continua de las ofertas en este campo. Nos preocupa que lo preventivo quede reducido, exclusivamente, a las personas mayores que gozan de buena salud.

Nuestro posicionamiento quiere tomar una expresa distancia, frente a la fijación de límites arbitrarios, en este como en otros campos gerontológicos.

Podemos hacer prevención, en otros muchos aspectos, en un sentido integral, también con personas mayores frágiles tanto en sus domicilios como con quienes están ubicados en instituciones de larga estadía.

No deben existir contradicciones entre los campos de la prevención, la atención y la rehabilitación. Muchas veces las aduanas interpuestas, obedecen a cuestiones epistemológicas o a razones del mercado de la salud.

 

El proceso salud-enfermedad-atención-cuidados en las personas mayores se encuentra en constante movimiento y requiere, sobremanera, de no cerrar puertas.

 

La prevención específica, orientada a sectores poblacionales con ciertos riesgos, se debe articular con las prácticas preventivas inespecíficas de carácter poblacional. Esto último podría ser el caso de la lucha contra el edadismo que no puede agotarse con el trabajo focalizado dentro del campo del envejecimiento.

Resulta necesario romper la cultura de dichas barreras a que son tan proclives las instituciones. En ese sentido, queremos mencionar dos problemáticas muy extendidas en la República Argentina.

La falta de operacionalización de prácticas preventivas, orientadas a personas cuidadoras de mayores frágiles. De eso no se habla, salvo en la ponderación de la necesidad de establecer un sistema de Cuidados o favorecer acciones testimoniales y marcadamente insuficientes -por su escasa cobertura útil- a través de personas trabajadoras formadas por variados organismos en trabajos de cuidados y contratados en una semilegalidad por el PAMI.

Además de la provisión de sistemas regulados y de calidad que deben ser instalados a la brevedad, hace falta un abordaje integral, con perspectiva de género y de envejecimiento, en la materia en prevención del esperable estrés de las personas cuidadoras, que debe contemplar muchas intervenciones socio-psico-sanitarias dentro de un diseño de conjunto e interdisciplinario del que hoy se carece.

PAMI funciona detrás de las murallas, levantadas alrededor de cada una de las áreas de competencia e intervención ante estos problemas, lo cual se replica en los llamados servicios de internación domiciliaria, cuyo otorgamiento, funcionamiento y evaluación, no cumplen con los estándares de calidad mínimos requeribles, en correspondencia con los complejos problemas gerontológicos que se viven en los hogares con estos pacientes.

Del mismo modo pueden prevenirse muchos problemas ocasionados CON y POR la internación prolongada de las personas mayores en residencias.

Dentro del copioso campo de patologías que se agravan podemos citar el caso de los pacientes que no reciben la estimulación continua y cotidiana que requieren, porque no figuran dentro de los estándares requeridos a estos prestadores y porque la prevención de dichos problemas debiera ubicar a las residencias desde el modelo conceptual de una comunidad gerontológica con una organización matricial donde la totalidad del personal de desempeño, deba cumplir en lo cotidiano de sus tareas con actividades continuas de estimulación junto  con otras acciones preventivas.

La definición de estos problemas en su complejidad requiere de una sistematización, fuera del alcance, de los funcionarios políticos de turno, que dirigen el PAMI y de otras instituciones abocadas a la atención de personas mayores.

Requiere de una metodología de abordaje, que solo puede ser encarada por equipos de trabajo interdisciplinarios e intersectoriales que incorpore en un rol protagónico a las personas mayores, sacándolos del trágico rol que han venido desempeñando como receptores pasivos de prestaciones y servicio.

Requiere de una estructura organizativa moderna en consonancia con los desarrollos alcanzados por la Gerontología a nivel mundial, pero respetando las necesidades locales de los y las mayores.

Cuando se habla de prevención, una de las ideas que constelan es la de la seguridad. Dicha idea es, a priori, un concepto con connotaciones positivas, pero ¿quién define las necesidades? ¿Quién define los miedos? Y, sobre todo ¿Quién define las soluciones?

¿Existe una discordia entre el concepto de seguridad percibido desde las administraciones y gobiernos y lo que por ello entiende la población en general?

Esta divergencia comporta que las amenazas que afectan directamente al bienestar inmediato de la población, se encuentren desplazadas, hacia las políticas clásicas de provisión de respuestas desde arriba y por afuera de los intereses de quienes las reciben.

 

Las instituciones, en ocasiones, terminan potenciando aquello que intentan resolver

 

Nuestro posicionamiento ético-político propone, desde la convergencia de distintas miradas, disciplinas y saberes de múltiples actores sociales, el constante recupero de las voces perdidas de las personas mayores, en los diseños de las ofertas de servicios y prestaciones para ese colectivo.

 

ADISAC

Colectivo Gerontológico

Licenciado Marcelo Della Mora

Licenciado Roberto Orden

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